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La primera cita ya ha pasado y también ha pasado ya el nerviosismo de quedar que había dejado tu sistema nervioso temblando. ¿Y ahora qué? Se pueden dar tres casos: 1) «¡Neeeeext!» Es decir, siguiente, ¡gracias!; 2) Lo de «siguieeeente» te lo dicen a ti; y 3) «¿Qué te parece si nos volvemos a ver?»

Obviamente esperamos que tu caso sea el 3 y, por eso, en este artículo hablamos de la fatídica segunda cita. Aquí presentamos algunos consejos para salir airoso/a de este segundo encuentro y aspirar a un tercero, un cuarto, un quinto y quién sabe…

Cuánto hay que esperar para la segunda cita

Si la primera cita ha ido bien, seguro que habréis vuelto a hablar en las horas posteriores o al día siguiente. Mantén el contacto sin bombardear a la otra persona con mensajes; evita escribir en horario laboral, a altas horas de la noche o si, por ejemplo, sabes que la otra persona tiene un compromiso, como una cena familiar. En cualquier caso, no esperéis más de una semana para volver a veros. Si veis que es imposible compatibilizar vuestras agendas (como diría un esnob en toda regla) ;), intentad encontrar al menos un momentito para desayunar juntos o veros en el descanso para comer.

Cómo vestirse en la segunda cita

Ahora que ya os habéis puesto de acuerdo para la segunda cita, el momento se acerca… y surge una pregunta realmente fundamental: ¡¿qué me pongo?! A menos que hayáis elegido una fiesta de disfraces o una cena en el Buckingham Palace, seguro que en tu armario encontrarás algo para ponerte en la segunda cita.

Para evitar que te explote el cerebro, y también la cita, mantén la calma y prepara un par de looks para tener un plan B por si acaso. Sobra decir que deberías elegir ropa con la que te sientas cómodo/a. Esto no quiere decir que lleves el chándal de andar por casa, que ni siquiera te pondrías para recoger un paquete de Amazon. Somos los primeros en decir que seas tú mismo/a, pero dedicándole un poquito de atención a encontrar el look adecuado.

Conozcámonos mejor

Si en la primera cita, con razón, te centraste en ti para causar una buena impresión, en la segunda cita es mejor que te relajes y observes mejor a tu pareja. Escucha bien las palabras y expresiones que usa, estudia su lenguaje corporal y céntrate en conocerla mejor.

(–> link al post sul linguaggio del corpo)

Evita un tercer grado con una ráfaga de preguntas, porque no se trata de un interrogatorio ni de un examen que se deba aprobar. En la conversación deben intervenir las dos partes, debe ser agradable, así que haz preguntas sobre temas que despierten tu curiosidad y responde hablando de tus experiencias. No saltes de un tema al otro, intenta concluir un discurso o busca una forma de enlazarlo con otro nuevo; en caso contrario, puede parecer que no te importa nada.

¿Qué te había contado?

«¿Cómo está Rocky?», «¿Cómo fue aquel rollo de reunión que tenías el lunes?», «¿Cómo te quedó el risotto con trufas?». Recordar lo que os habíais dicho en la primera cita y, sobre todo, preguntar sobre ello, demuestra que sientes un interés genuino por tu pareja. Es un pequeño gesto que, sin embargo, tendrá un gran impacto ya que demuestras interés y atención por el otro.

El coqueteo: contacto físico en la segunda cita

Si en el primer encuentro estabas nervioso/a y en guardia, ahora puedes ser más directo/a y empezar a flirtear. Usa la mirada, el lenguaje corporal y la ironía. En cualquier caso, observa sus reacciones para entender si hay reciprocidad y si puedes seguir por ese camino o es mejor frenar en seco.

Pon toda la carne en el asador, o bueno, la mitad…

No está prohibido hablar de vuestros ex o de por qué estáis solteros, pero intentad tratar el tema de forma delicada y superficial. No porque no nos interese saberlo todo de sobre los ex (¡al contrario!), pero este no es el momento de centrar la atención en recuerdos, momentos difíciles y, tal vez, también rencores que puedan hacernos perder el buen humor.

Segunda cita: ¿hay beso o no hay beso?

Ay, si existiese un manual de instrucciones para las citas, un prospecto en el que se indique la dosis justa para un beso, una caricia y, por qué no, también para saber cuándo mantener relaciones sexuales. Pero cada cita es única, cada historia es única y ¿quién mejor que tú puede saber si te animas a rematar la cita con un beso? ¿Cómo saber si el otro también quiere? Si por su comportamiento o su lenguaje corporal no logras comprender qué desea, ¡pregunta! En caso de que no quiera, respeta siempre su decisión.

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